2/7/13

El Emú en DIARIO UNO

Una pareja recrea los dramas de los adolescentes a través de la actuación

Recorren las escuelas con obras de teatro que ponen en escena problemáticas como el embarazo precoz, el bullying y la discriminación. También se refieren a la violencia de género. Por Cecilia Amadeo
Unas ropas, unas pelucas, dos luces casi cenitales y dos sillas cubiertas con una tela roja. Bastan apenas estos pocos elementos para que Florencia Marsala (25) y Federico Coniglione (26) dejen mudo durante 40 minutos a un auditorio de 150 adolescentes para luego, en el debate, provocar en los chicos llantos y confesiones de distinto tipo. Esta pareja de primos conforma El Emú, un elenco de teatro social y educativo que desde finales de 2009 visita las escuelas de la provincia y se gana la vida poniendo en escena obras cuyo contenido gira en torno al bullying, la discriminación, el embarazo adolescente y la violencia de género, entre otros.
El club de las mujeres muertas, que habla sobre violencia de género, y Crecer en tiempos violentos, que abordas distintas problemáticas que afectan a adolescentes, ya han sido puestas unas 200 y 150 veces, respectivamente. Minutos antes de reponer la última para los alumnos de primero a quinto años del colegio San Gabriel, de Ciudad, estos actores de alma y profesión, y primos de distinto apellido, recibieron a UNO.
¿Qué es El Emú?
Marsala: –Es un elenco de teatro social y educativo que surge a finales de 2009, tipo teatro debate, con la intención de generar una instancia de reflexión, de participación para tratar problemáticas sociales, sobre todo en las escuelas. La función termina cuando termina el debate, porque no se trata sólo de ver la obra de teatro. El Emú es una herramienta de transformación social. La primera obra que hicimos fue sobre violencia de género, para público en general y la segunda, que es Crecer en tiempos violentos, es sobre bullying, discriminación, sida, embarazo adolescente, bulimia y anorexia. Ahora estamos escribiendo la tercera, que es sobre trata de personas.
Coniglione: –Tomamos el nombre de esta ave que es similar al ñandú por sus similitudes con el ser humano: tiene alas pero no vuela, apoya y casi entierra el pie al caminar, vive en familias pequeñas de no más de cuatro ejemplares, pero cuando está en peligro o necesita emigrar se reúnen de a miles. Son características muy humanas, ¿no? Además, nosotros hacemos todo: escribimos, dirigimos, actuamos. Y también difundimos en las redes sociales. Nuestras funciones son interminables porque el feedback con los chicos vía Facebook o Twitter es muy intenso. A veces preguntan allí cosas que no se animan a decir en público.
¿Cómo se sostiene el elenco? ¿Tienen algún apoyo oficial?
Marsala: –Nos sostenemos nosotros mismos. La escuela o los alumnos pagan su propia “entrada”. A veces los colegios destinan fondos de proyectos institucionales para pagarnos.
Coniglione: –De cualquier manera, la entrada es simbólica en comparación a una entrada para el teatro convencional. Es lo más barato posible y va acorde a la realidad de la comunidad. Hay lugares donde hemos actuado gratis, como en comedores o escuelas en asentamientos.
¿Con qué se encuentran los chicos?
Marsala: –En las obras hablamos con un lenguaje que no es shakespereano ni nada parecido… Al contrario, se sienten identificados porque es el lenguaje que ellos mismos usan. Es la manera de lograr empatía.
Coniglione: –La mayoría ve teatro por primera vez…
¿Con qué se han encontrado en estos años?
Coniglione: –Hemos tenido distintos tipos de reacciones… Un chico en una escuela de Luján confesó su homosexualidad delante de toda la escuela, otra chica contó que era anoréxica, que estaba en una agencia de modelos que le exigían determinado peso…
Marsala: –Hay chicos que se largan a llorar, que se movilizan, que cuentan cosas. Como también hay otros alumnos que casi no prestan atención. Pero igual insistimos en que se trata de entender al teatro y reconocerlo como un trabajo digno y una herramienta de transformación social y no como algo banal o sólo de entretenimiento.
UNO fue testigo de una de estas situaciones en el San Gabriel, cuando una alumna de quinto año salió corriendo al baño envuelta en lágrimas y con un séquito de compañeritas detrás.
Literatura y películas para seguir el debate
Al finalizar la obra de teatro, los asistentes se dividen en cinco grupos y cada uno de ellos recibe un tema para debatir: bulimia, anorexia, discriminación, homofobia y mitos y métodos de prevención del sida y del embarazo adolescente. Tras un tiempo de discusión, los chicos eligen un vocero para hacer una puesta en común.

Cada escuela recibe, además, una carpeta con literatura, películas, imágenes y otros materiales para seguir trabajando las temáticas. “Son muy usados en las horas libres”, revela uno de los actores, Federico Coniglione.
Para contactarse con ellos basta con escribir a elemuteatro@gmail.com, ingresar al perfil de Facebook en www.facebook.com/elencoelemu, consultar el blog www.elencoelemu.blogspot.com.ar o llamar al 0261-155908558.